Fuente: Mutante- https://medium.com/@MutanteOrg/hablemos-del-cuidado-en-cuarentena-f9ae251abe4
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Este miércoles arrancó oficialmente la cuarentena nacional. Mientras tanto, en la redacción Mutante vamos para 15 días aislados y aisladas — voluntariamente y porque nuestras condiciones materiales lo permiten — , aprendiendo a convivir en nuestras casas con nuevas dinámicas, enfrentando el reto de asumir tareas de cuidado que poco realizamos y compartiendo permanentemente pensamientos, rutinas, lecturas y emociones.
Durante estos días de reflexión pausada entre el equipo, hemos venido afinando la mirada editorial y ajustando los procesos para dedicar el 100% de nuestro tiempo a servirle al público en medio de la crisis.
Aislarnos supone enormes retos y transformaciones individuales que quisiéramos conversar con ustedes. Nos gustaría entender mejor qué ansiedades nos conectan y de qué formas estamos haciéndoles frente.
¿Cómo se han visto transformadas nuestras vidas con esta pandemia? ¿Con qué redes de cuidado contamos en medio de la crisis? ¿Qué papel está jugando esa misma red para mitigar las dificultades que tenemos? ¿Cómo nos cuidamos y cuidamos a otros y otras?
Cuidar es un concepto trascendental en estos tiempos extraños. Un verbo que contiene a muchos verbos, y que en palabras de Berenice Fisher y Joan Tronto, activistas y académicas feministas estadounidenses, “incluye todas las actividades que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro mundo, de manera que podamos vivir en él tan bien como sea posible”.
Por eso nos sumamos a quienes han sugerido que es el cuidado el concepto que debe regir esta conversación colectiva, ahora que nos recogemos dentro de nuestros universos más privados, para reinventar desde allí los modos en que entretejemos “esa compleja red de sostenimiento de la vida”, como la llaman Fischer y Tronto.
Esto nos conduce a formularnos preguntas sobre el autocuidado y el cuidado de los y las demás. También nos obliga a preguntarnos por los cuidadores y las cuidadoras, esas miles de personas que hoy continúan saliendo a la calle, porque precisamente hacen parte de la red que hoy nos sostiene. ¿Quién los cuida? ¿Cómo nos ponemos a su servicio?
La pregunta es fundamental, en especial en una región como Latinoamérica, donde esta crisis ha develado de la manera más cruda nuestras nefastas desigualdades. Por eso queremos invitar a conversar, especialmente, a quienes tienen que sacrificar el sustento diario por la cuarentena, con aquellos y aquellas para quienes la idea de “quedarse en casa” acarrea toda suerte de oscuras pesadumbres.
Nos preocupan en particular, las mujeres y las niñas que en sus hogares estarán estas semanas más expuestas que nunca a la violencia. ¿Cómo podemos actuar colectivamente para darles herramientas y protegerlas?
Con las trabajadoras domésticas, ¿están, quienes las emplean, garantizándolse sus derechos laborales? Sabemos que muchas de ellas viven en los barrios de la periferia, donde ni siquiera el agua potable llega, ¿está el Estado haciéndose responsable o solo les queda como alternativa sus propias redes de solidaridad?
Con los y las migrantes, cuyo acceso a la salud es limitado por su probable condición de irregularidad ¿qué opciones hay para ellas y ellos? ¿qué sienten mientras la xenofobia no da tregua ni en tiempos de enfermedad?
¿Y las personas privadas de la libertad? ¿Acaso son esas vidas sacrificables en medio de la pandemia? ¿Qué planes de contención hay frente al hacinamiento que padecen?
“Todos queremos volver a la normalidad cuanto antes”, escribió esta semana Gideo Lichfield, editor en jefe del MIT Technology Review. “Pero parece que la mayoría de nosotros todavía no somos conscientes de que nada volverá a la normalidad después de unas semanas, ni siquiera de unos meses. Algunas cosas nunca volverán a ser como antes”.
Mientras regresa esa nueva normalidad, tan incierta y lejana, quisiéramos concentrarnos en una conversación sobre el presente. Puede que de la calidad de ese intercambio dependa en parte el mundo que nos espera.
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